- ¿Crees que las cosas suceden por casualidad?
- ¿A qué te refieres?
- A lo que nos pasa...
- Depende, la vida es una caja de sorpresas.
- Sí, yo ya te conocía, sabía quien eras, nos habíamos cruzado muchas veces. ¿Por qué no nos habíamos encontrado antes? ¿Hay un momento adecuado para cada historia? ¿Tenemos que esperar que la vida haga madurar esos momenos, como si fueran frutas de un árbol?
- En realidad no nos conocíamos, solo nos intuíamos.
- Un día, de pronto, te vi distinto. Debe ser que te miré con otros ojos. ¿Fue el azar, o estaba escrito?
- No lo sé...
- Hello? Is anybody here?
- ¿Cuánto dura la canción?
- Pues… tres minutos treinta segundos
- Pues me sobran los treinta para decirte lo que quiero.
Soy amigo de Chuli… ¿sabes que graba las megafonías con tu voz y las escucha algunas noches?
-No, no lo sabía
- No sé qué pensarás tú, pero alguien que hace algo así suele estar enamorado, ¿sabes? Pero Chuli, mis amigos y yo somos muy torpes, y hacemos difícil lo fácil y siempre cogemos el camino largo… ¿pero sabes por qué?
- …(niega con la cabeza)
- Por miedo. Y yo puedo hacer las cosas más absurdas…puedo falsificar expedientes, robar pulmones, contratar travestis, puedo hacer de todo… pero me tiemblan las piernas para invitar a un café a la chica que me gusta…porque el día que lo haga y me diga que no, yo no podré seguir enamorado. Y así llevo 13 años, 13 años buscando excusas para no decirle a Natalia que la quiero…a la única chica que me sonreía sin mirarme a los hierros…perdóname, ¿cuánto queda de canción?
- Unos 40 segundos, más o menos…
- Y ahora me doy cuenta de que sólo necesitaba una canción de tres minutos y medio para decirlo, sólo tres minutos y medio, me sobraría el estribillo… Yo ya he perdido hasta a mis amigos, no sé que seré sin ellos…pero tú no puedes perder a Chuli…y si escoge el camino largo, sal a buscarlo, porque es el tío más grande del mundo, el más grande…
Fuga de cerebros..
- ¿Cuánto dura la canción?
- Pues… tres minutos treinta segundos
- Pues me sobran los treinta para decirte lo que quiero.
Soy amigo de Chuli… ¿sabes que graba las megafonías con tu voz y las escucha algunas noches?
-No, no lo sabía
- No sé qué pensarás tú, pero alguien que hace algo así suele estar enamorado, ¿sabes? Pero Chuli, mis amigos y yo somos muy torpes, y hacemos difícil lo fácil y siempre cogemos el camino largo… ¿pero sabes por qué?
- …(niega con la cabeza)
- Por miedo. Y yo puedo hacer las cosas más absurdas…puedo falsificar expedientes, robar pulmones, contratar travestis, puedo hacer de todo… pero me tiemblan las piernas para invitar a un café a la chica que me gusta…porque el día que lo haga y me diga que no, yo no podré seguir enamorado. Y así llevo 13 años, 13 años buscando excusas para no decirle a Natalia que la quiero…a la única chica que me sonreía sin mirarme a los hierros…perdóname, ¿cuánto queda de canción?
- Unos 40 segundos, más o menos…
- Y ahora me doy cuenta de que sólo necesitaba una canción de tres minutos y medio para decirlo, sólo tres minutos y medio, me sobraría el estribillo… Yo ya he perdido hasta a mis amigos, no sé que seré sin ellos…pero tú no puedes perder a Chuli…y si escoge el camino largo, sal a buscarlo, porque es el tío más grande del mundo, el más grande…
Fuga de cerebros..
A veces, y sólo a veces, cuando hemos sufrido demasiado en la vida creamos un escudo que creemos que es la solución al dolor sufrido. Algunas personas no lo entienden, no entienden que de un día para otro no puedes confiar en ellas como ellos confian en otros. Y creen que jugamos con ellos, precisamente de tal amor que llegamos a tenerles, nos protegemos y los protegemos para evitar tropezar de nuevo. Pero a veces, y sólo a veces, hacemos más daño de esa manera y estropeamos lo que en un principio queriamos conservar. Rompemos el PARA SIEMPRE y nos estancamos en el camino de NUNCA.
Por pedir, pido veinticuatro horas a tu lado en las que nos dé tiempo a todo menos a perder el tiempo. Por pedir, pido que me baste ese día para convencerte de querer estar conmigo para el resto de tus días. Por pedir, pido y preciso que exista un preciso momento, en el que se te escape un beso cuando menos te lo esperes, y cuando más lo lleve esperando yo. Por pedir, te pido en una tarde lluviosa, dentro de una casa sin gente, sobre un sofá sin cojines (para que sólo puedas abrazarte a mí), enfrente de mi película favorita… Bueno, si quieres enfrente de tu película favorita… bajo una manta que haga de telón tras el que actúen nuestras manos; marionetas manejadas por los verdaderos sentimientos. Me pido entonces tus dedos acariciando mi brazo, y mis cosquillas jugando al escondite con ellos.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)